El pabellón argentino en la 57° Bienal de Arte de Venecia: Claudia Fontes y «El problema del caballo»
Argentina es una presencia significativa en la Bienal de Venecia: desde 1901 los artistas argentinos se fueron alternando en las distintas manifestaciones lagunares, representando propuestas y actividades culturales ligadas a la situación del propio país. Desde inicios del 1900 hasta hoy las circunstancias históricas argentinas seguramente han cambiado, sin embargo, la exposición internacional veneciana constituye siempre un momento oportuno para reflexionar sobre los temas políticos y socio culturales que interesan a la nación sudamericana.
Desde el primer anuncio de su participación, en octubre de 2016, Claudia Fontes dio de qué hablar, revelando su intención de realizar un enorme caballo en el interior de las Salas de Armas del Arsenal, pabellón oficial de Argentina desde 2011: siete meses después viene exhibido El Problema del Caballo, la instalación que representa a Argentina en la 57° edición de la Bienal de Venecia de este año, curada por Andrés Duprat, director del Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires. Una composición escultórica surrealista, en la cual un caballo desbocado invade gran parte del espacio con imponencia, mientras una niña se cubre los ojos con una mano y con la otra acaricia la cara del animal, intentando frenar el avance. Un poco más adelante, encontramos a un niño ensimismado y recogido (“acovachado”, para un argentino) frente a una explosión de 400 piedras cuyas sombras se reflejan en la pared, diseñando la apariencia de un caballo. Toda la imagen – comenta la artista- se relaciona con una obra emblemática del siglo XIX, La vuelta del malón, de Angel Della Valle, considerado un ícono de la identidad cultural argentina.
Una instalación que el público aprecia –una de más fotografiadas del Arsenal, dicen- y de la cual emergen problemáticas arraigadas y jamás abandonadas, integrantes del patrimonio cultural y artístico sudamericano: colonización y libertad individual. La identidad de un pueblo colonizado, ¿está destinada a morir superada por los valores de la etnia dominante? ¿Tiene la posibilidad de emanciparse en la lucha por la sobrevivencia cultural? Claudia Fontes se plantea estos interrogantes y lo hace –al igual que Adrián Villar Rojas en 2015- dando vida a un proyecto monumental, que logra tocar estos temas socio culturales con la misma vehemencia del caballo desbocado. ¿Cuál será la reacción del público? ¿Podrá domar a la bestia o querrá taparse los ojos?